En Japón ya existen las ceremonias de divorcio, muy parecidas a una boda, con amigos y familiares. Pero en vez de festejar la unión de dos personas, festejan su separación y su felicidad en sus nuevas vidas. 
Aproximadamente 700 dólares les sale la joda, pero cuando se trata de felicidad el precio no importa, ¿no? 
Durante la ceremonia reconocen que se han distanciado y que es momento de la separación. Expresando esta idea llegan al festejo en carruajes por separado, dicen por última vez "si, quiero" uno al otro y rompen los anillos con un mazo. Luego se sientan en mesas distintas, comen y disfrutan de la velada. Finalmente saludan y agradecen a los invitados; y se van para iniciar sus nuevas vidas.
Aquellos que la hicieron expresan un gran alivio y sentimiento de renovación.
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